Emociones Inconscientes y su expresión corporal
Para entender la experiencia estética la investigación neurocognitiva nos ha revelado que sin emociones no hay aprendizaje y la neuroestética nos revela que la experiencia con el arte nos activa emocional, física y cognitivamente. Cuando tenemos una experiencia estética los primero que se activa es el sistema emocional de forma ascendente (inconsciente), luego el físico y luego el sistema cognitivo descendente. Ahora; ¿cómo sabemos los aspectos de la emoción que son inconscientes y cuáles son conscientes? Empecemos por las inconscientes.
En el artículo de cognición corpórea compartí información acerca de cómo el cuerpo es parte del proceso de aprendizaje, por lo que no solo somos cerebro. Existe una comunicación entre ambos, a diferencia de cómo lo estableció Descartes. La idea de esta comunicación entre las partes la inició William James por allá en 1890 en su escrito Principles, al plantear que la conciencia es un proceso, no una sustancia. Esta concepción era totalmente diferente a lo que se pensaba sobre las emociones.
Antes de James, se creía que la emoción era resultado de una secreciones que liberaban los intestinos ante ciertas situaciones. James, lo explica de manera diferente, explica que un objeto percibido se convierte en un objeto sentido emocionalmente. ¡Claro! En el siglo XX estas discusiones no tuvieron mucho espacio dada la gran influencia de la razón instrumental en los procesos formativos de futuros profesionales. Pero la imaginología cerebral actual y su potencial para entender cómo funciona el cerebro ayudan retomar dichas propuestas e intentar contestar muchas preguntas que se quedaron en el aire.
El cuerpo y el cerebro se comunican en ambas direcciones. Ahora bien, ante situaciones (por ejemplo) de peligro; primero se responde de forma intuitiva (inconsciente), por el miedo. Éste es un proceso ascendente de estímulo emocional, que activa nuestros órganos internos y nos hace reaccionar saltando o salir corriendo. Luego es que se responde forma cognitiva (consciente) para explicar lo que sucedió. De esta forma, James distinguió entre emociones groseras y emociones sutiles. Groseras, son aquellas emociones como: la tristeza, el miedo, la ira o el amor. Sutiles son las emociones relacionadas con sensaciones corporales de placer como la fealdad o la belleza.
¿Qué es una sensación?
Según Kandel (2015) la sensación es la experiencia consciente de la emoción que sólo se da después de que la corteza haya recibido señales sobre cambios fisiológicos inconscientes. En este sentido, el contexto es fundamental para provocar expectativas o sorpresas, por ende, sensaciones. El cuerpo inicia una retroalimentación en el sistema nervioso autónomo cuando una persona está frente a un estímulo, despierta una emoción, y esta emoción es indicativo de que el suceso es emocionalmente significativo. Simultáneamente, las respuestas definidas del sistema nervioso autónomo producen respuestas fisiológicas, por ejemplo, en el corazón o en el estómago. A continuación una gráfica que elaboró Nummenma y otros (2013) para representar distintas emociones en el cuerpo. Al presentar a los participantes distintas imágenes y situaciones (contextos) se capturó visualmente cómo distintas partes de sus cuerpos calentaban o enfriaban de acuerdo a la emoción que sentían en esos instantes.
La atención
En la misma línea de pensamiento, nos encontramos con que el cerebro, en base a esas sensaciones dirige su atención. La experiencia consiente de las emociones depende del centro de la atención en determinado instante. Luego, se da una valoración del evento (procesamiento descendente -a tribución de significado). En otras palabras, la emoción es también una forma de procesamiento de la información y por lo tanto, de aprendizaje.
¿Cómo aplica a la percepción del arte?
Una explicación extraordinaria acerca de las emociones y cómo se explican desde la neurocicencia la ofrece Panksepp (2014). En el minuto 13 de esa explicación nos explica que la mejor de vivir nuestras emociones es estrechando lazos entre los seres humanos y a través del arte y la cultura. Especialmente cuando vemos rasgos faciales o corporales exagerados, también, cuando vemos el uso llamativo del color como le sucedió al jurado del World Wide Art (2017) cuando vio la obra de "Las Gemelas" de Edwin Maurás (en la portada de este artículo), o de la textura bajo cierto contexto, expectativa o de forma inesperada.
Nos podemos sentir atraídos de forma que nos deprima, nos disguste o hasta nos produzca felicidad una obra de arte de acuerdo a las sensaciones y emociones que nos despierte. Y en cada caso será diferente, vinculado a la historia personal de cada quien y al contexto en que ocurra esa experiencia. En ese momento, el de la experiencia estética, describe Kandel, es como si se recibieran descargas eléctricas. En conclusión, lo que se siente y se percibe al mismo tiempo. El reto será modificar nuestra idea acerca de lo que es hablar y juzgar el arte (intelectivo) y empezar abrir espacios para el disfrute y el gozo del arte (afectivo) que nos permita aprender del arte.
En la educación
Siempre que doy talleres le digo a los maestros, ¿Qué sienten cuando ven? ¿Qué les llama su atención? Trato de hacer pregunta sobre respuesta, profundizar, buscando que INDAGUEN acerca de lo que sienten y piensan, ya que como concluimos, sentir y percibir son procesos que ocurren simultáneamente. Nuestro sistema educativo ha omitido preguntar qué sentimos. Con este nuevo conocimiento, es importante sumar la pregunta, “¿Qué sientes?” Sin embargo, no es fácil, la mayoría de las personas, incluyendo los maestros, no pueden contestar qué sienten, y a veces, es mejor decir: nada. Lo que sucede es que no conocemos la variedad de emociones que existen. De hecho, existen 305 palabras para nombrar emociones y nosotros apenas usamos algunas.
Entonces, queda más que claro que hay que replantearse los currículos, que son las herramientas con las cuales desarrollamos la enseñanza, a la luz de que el aprendizaje es tanto intelectivo como afectivo. Empezar a reconocer las emociones que sentimos en nuestro cuerpo, cerebro, y mente. Hay que empezar en nosotros como educadores a preguntarnos qué sentimos para luego entender y dar espacio a los estudiantes que expresen lo que sienten. Los educadores del arte tenemos taller para rato, porque el arte es la mejor manera en que podemos conocernos mejor. Y así empezaremos a tener nuevas generaciones con mayor inteligencia emocional y estética que discuten del arte, la cultura y por ende, procuren ellos mismos, una mejor calidad de vida.
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Grisselle Soto Vélez es Directora del Departamento de Educación del Arte y profesora de Educación del Arte en la Escuela de Artes Plásticas y Diseño, artista y consultora educativa. Fue directora del Programa de Bellas Artes del Departamento de Educación en Puerto Rico haciendo una gran obra de desarrollo profesional y curricular. Ha sido directora de proyectos y consultora educativa integrando las artes a distintos ámbitos académicos y comunitarios. Evaluadora del Programa Educativo de la Fundación Educa Cortés. Graduada de la Universidad Nacional Autónoma de México. Puedes visitar y compartir su blog en Neuroestetika.com.
Referencias
James, W. (1884) What is an emotion?, Mind, vol. 9, p. 188-205
Kandel, E., (2015) La era del Inconsciente, Editorial Paidós, España
Nummenmaa y otros (2013). Bodily maps of emotions, https://www.pnas.org/content/111/2/646
Panksepp, J. (2014) The science of emotions, TEDxRainier, https://www.youtube.com/watch?v=65e2qScV_K8
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