Guiados por la Belleza
Cuando les comparto a mis estudiantes y maestros que la belleza es una emoción se quedan como confusos, atónitos y pestañean buscando cómo convertir ese conflicto cognitivo en una pregunta. Entonces, ¡¡comienza la sesión!!
El concepto de la experiencia estética no es nuevo. Experimentar instantes de absorción ante algo bello y que el cuerpo reaccione de forma única, así como darse cuenta de que algo extraordinario cambió tu forma de ver el mundo, es algo que cierto grupo de personas empezó a buscarle una explicación por allá, por ese lugar que hoy conocemos como Grecia. Desde entonces, el conocimiento acerca de la belleza se ha tratado de racionalizar desde una perspectiva filosófica; la estética.
Estética y neuroestética
La estética es el estudio de la belleza. En aquel entonces hasta los otros días, se creía que la belleza es una cualidad que poseen los objetos. Esta concepción ha sido fuertemente influenciada por el racionalismo, el cual, privilegió el lenguaje hablado y escrito sobre otros lenguajes. A finales de siglo XX surge la neuroestética que, entre otras cosas, busca contestar preguntas acerca de la búsqueda de la belleza y su opuesto, la fealdad. La diferencia con la estética es el punto de partida. Para contestar estas preguntas no parte desde qué hace que el objeto sea bello o feo, sino desde cómo el cerebro genera tal belleza o fealdad. Es decir, eso que consideramos bello no proviene de un objeto externo, sino desde el interior del cerebro, desde las emociones que han formado a la persona.
Lenguaje emocional y lenguage hablado/escrito
Explica Perlovski (2014) que los seres humanos primero sentimos una emoción y que sentir es lo que impulsa el lenguaje hablado. Explica que las emociones con el arte son tan fuertes que resulta difícil encontrar las palabras que expresen lo que se siente.Ambos lenguajes pertenecen al pensamiento abstracto. Aunque tengamos mayor influencia sobre el lenguaje hablado y escrito, siempre nos quedamos cortos para expresar lo que sentimos y pensamos. ¿Verdad que en algún momento les ha sucedido no tener palabras para expresar? Y si el lenguaje hablado y escrito no puede recoger lo que se siente; Perlovsky tiene razón al exponer, que las discusiones sobre lo bello continuarán.
No existe educación emocional y como educadores del arte sabemos que, en nuestra cultura de valores utilitarios, la enseñanza del arte tampoco tiene mucho espacio. Y eso genera un marco adecuado para que las personas no reconozcan que sienten o si lo reconocen no encuentren las palabras para expresarlo. En ambos casos, tenemos una vaga representación mental de lo que sentimos y pensamos. Sin embargo, podemos imaginar un mundo diferente, podemos pensar… si pudiéramos detenernos en breves instantes y hacer un pequeño ejercicio de atención plena, y preguntarnos ¿qué sentimos frente a lo bello? Como lo hicieron aquellos primeros griegos, que seguro, lo han sentido todos los seres humanos a lo largo de la historia y sociedades. HOY, no somos la excepción. ¿Qué sentimos frente a lo bello?
Emociones estéticas
Perlovsky las define como aquellas emociones despertadas por la experiencia estética que conducen al conocimiento. Frente al arte sentimos emociones estéticas. Kandel (2014) señala que sentimos placeres estéticos y sociales de orden superior: artísticos, altruistas e incluso trascendentales con los cuales nacemos y que nos ayudan a apreciar la belleza y la fealdad. Al participar de la obra de arte que consideramos bella el cerebro asigna distintos grados de significado. Esta significación no corresponde a sensaciones elementales como sentir frío, o el dulce de una fruta. Se trata de una evaluación de orden superior en lugares especializados del cerebro que juzgan la gratificación de lo que percibimos.
La emoción de la belleza
Según Perlovski en el tope de esas emociones estéticas se encuentra la belleza. La define como una emoción rara cuya representación mental es unificar la experiencia entera de la vida.Es un momento de absorción que es sentido y le da significado de la vida; esto es importante por que es esencial para sobrevivir y alcanzar nuestras metas más altas.Añade que la mayoría de nosotros puede tener la esperanza de experienciar esta rara confirmación de la existencia cuyo significado es que realmente existes y por un momento experimentar las emociones de lo bello. Concluye que sentir belleza provee el sentido de trascendencia.
Aspectos perceptibles que afectan la belleza
Es interesante leer la investigación científica por que mientras muchos científicos intentan hallar unos criterios o aspectos para universalizar la experiencia con el arte, otros van a refutar esas ideas, también, científicamente, concluyendo que cada cual evalúa los aspectos bellos o feos dependiendo de sus propias experiencias o criterios. En la investigación sobre la manera en que el cerebro disfruta o no de lo bello sobresalen unos aspectos perceptuales que merecen nuestra atención.
Leder y Tinio (2014) enumeran 4 aspectos perceptibles que afectan la belleza identificados en la investigación científica.
El contraste
El sistema visual trabaja explotando las diferencias a la sensitividad de la luz extrayendo información relevante del medio ambiente como rostros, texturas, colores, sonidos. El contraste vino a tener un rol mayor en la fotografía que comenzó a ser aceptada como medio artístico en el siglo XX. La neuroestética ayuda a entender por qué unas fotografías tienden a gustar más que otras. Tinio, Leder y Strasser (2010) demostraron que ciertas degradaciones y sus combinaciones tenían cierto impacto en los juicios y que los efectos variaban según el tipo de escena que presentaron a los participantes de su estudio. Mientras más degradaciones tenía la imagen más adictiva y menos gustaba. De igual forma, imágenes de alta calidad gustaban más que las que de baja calidad.
Curvatura/contorno
Al reconocer un objeto el cerebro tiende a parearlo con información guardada en la memoria. Casi todos los objetos pueden ser representados con formas geométricas llamadas geons. La curvatura de las orillas (curvas, redondeadas o rectas) y la dimensión afecta cómo percibimos el objeto. El contorno tiene valencia emocional. Bar y Neta (2006) sostienen que los contornos curvos son positivos mientas que los que tiene ángulos agudos son percibidos emocionalmente negativos. Los ángulos agudos son asociados a objetos que pueden herir. La amígdala juega un papel importante como el órgano que responde al miedo.
Simetría
Se encuentra en la naturaleza, los sistemas de símbolos y representaciones gráficas a lo largo de todas las culturas. ¡Hasta a los niños les gusta la simetría! Este aspecto de la percepción también incluye la preferencia por rostros simétricos, no solo en los humanos sino también en las aves y los insectos. Jacobsen y Hofel (2002) hallaron que la simetría es un predictor muy fuerte de la belleza. Ahora no todas las personas prefieren la simetría. Lo cual es importante por que la simetría podría usarse para entender la preferencia por ciertas obras de arte pero no a todas, especialmente si las obras son asimétricas o muestran una complejidad que dificulta su percepción inicial.
Según Kandel las personas consideran los rostros simétricos más atractivos por que son señales que indican fertilidad, salud y resistencia a las enfermedades relacionado razones de descendencia. También influencian los estereotipos sociales acerca de lo que hace a una mujer o un hombre bello. Dentro del aspecto de la simetría, se discute la exageración y la distorsión. Kandel discute que exagerar o distorsionar las formas del rostro o del cuerpo ya sea de forma más redondeada o angular destaca las cualidades sexuales, íntimas y emocionales de las personas pintadas por Schiele, Klimt o Kokoshka, además que le resulta muy atractivo y evocativo al expectador, es decir, emociones de aproximación; que no es otra cosa que placer.
Complejidad
Los aspectos que muestra el objeto pueden aumentar o disminuir la excitación que cause en el cerebro del espectador, por ende, es un factor importante para el juicio estético. En su estudio, Jacobsen y Hofel (2002) no solo encontraron la simetría como un aspecto determinante para que las personas consideraran una obra bella, sino también la complejidad. Así lo demostraron al presentar patrones abstractos a los participantes de su estudio. Nadal y otros (2010) revelaron que existen diferentes formas de la complejidad visual; unos relacionados a la cantidad y variedad de elementos en la imagen, otros relacionados a la organización de esos elementos y otros, a la asimetría. No encontraron una relación simple entre complejidad y apreciación que influenciara la valoración de lo bello.
Lo que estos estudios indican es que la complejidad es un factor que, aunque ambiguo, sigue siendo un factor que afecta la manera en que percibimos el arte.
¿Por qué es importante esta información?
Actualmente, las imágenes están por todas partes y como decía Berger (1972) “la imagen llega antes que la palabra”. Cargada de información emocional, la imagen hace que nuestro cerebro genere emociones que, por falta de educación, la gran mayoría de las personas no puede descifrar lo que siente, sin poder, al menos, saber qué está sucediendo consigo mismas. La gente reacciona, y sigue reaccionando, pero no necesariamente está reaccionando de manera consciente sino con emociones inconscientes.
Conocer las emociones que despiertan los atributos visuales de las obras de arte y qué sentimos al verlas es un buen comienzo para tener encuentros con nuestras capacidades. Son esas capacidades las que nos hacen humanos, no importa si fue en la antigüedad griega o en el presente que podemos darnos cuenta que hemos sido sacudidos por la emoción de la belleza. Es la experiencia estética, la que nos muestra nuestra propia humanidad. Sin embargo, estos placeres de orden superior, aunque nacemos con ellos, si no los desarrollamos, es como toda capacidad humana que no encuentra el ambiente para desarrollarse, se pierde de por vida. Por eso es tan importante la educación estética y la artística.
Enseñar a través de la obra de arte cambia por completo las formas de enseñanza desarrolladas y aprendidas durante la modernidad. Reaprender a sentir y hablar acerca del arte es una buena manera de empezar tanto en nosotros como en los estudiantes. Y por supuesto, re-escribir el currículo de la educación del arte es un campo abierto que puede dar buen fruto en favor de cambios personales y sociales. Siempre y cuando, podamos fundamentar nuestras propuestas en la investigación.
¡¡Otra cosita, que nos cuesta mucho!! Hablar de lo que se siente no es nada malo, al contrario, descubrir lo que se siente y reflexionar sobre lo que se siente y se piensa es lo que puede acercarnos esos raros momentos de la belleza. Hay que exponerse al arte y atreverse a alcanzar nuestras metas más altas. A experimentar esta rara confirmación de la existencia.
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Grisselle Soto Vélez es Directora del Departamento de Educación del Arte y profesora de Educación del Arte en la Escuela de Artes Plásticas y Diseño, artista y consultora educativa. Fue directora del Programa de Bellas Artes del Departamento de Educación en Puerto Rico haciendo una gran obra de desarrollo profesional y curricular. Ha sido directora de proyectos y consultora educativa integrando las artes a distintos ámbitos académicos y comunitarios. Evaluadora del Programa Educativo de la Fundación Educa Cortés. Graduada de la Universidad Nacional Autónoma de México. Puedes visitar y compartir su blog en Neuroestetika.com.
Referencias
Bar M, Neta M. (2006) Humans Prefer Curved Visual Objects, Psychol Sci. 2006 Aug;17(8):645-8.
Berger, J. (1972) Modos de Ver. Editorial Gustavo Gilli, España
Kandel, E. (2013) La era del inconsciente. Editorial Paidos. España
Lerder, H. y Tinio, P. (2014) Experimental Aesthetics. An Introduction to Neuroaesthetics. 2014
Perlovsky L (2014) Mystery in experimental psychology, how to measure aesthetic emotions?
Front. Psychol. 5:1006. doi: 10.3389/fpsyg.2014.01006 Tinio, P. P. L., Leder, H., & Strasser, M. (2011). Image quality and the aesthetic judgment of photographs: Contrast, sharpness, and grain teased apart and put together. Psychology of Aesthetics, Creativity, and the Arts, 5(2), 165-176.
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